Esta es la historia del mítico Ferrari F40
Autor:
Gonzalo Fernández
Desde su lanzamiento a mediados de 1987 hasta hoy, el Ferrari F40 ha mantenido un estatus icónico en el mundo de los automóviles deportivos. Diseñado para conmemorar el 40 aniversario de Ferrari, el F40 no solo se convirtió en un superdeportivo inigualable, sino también en la última máquina supervisada por Enzo Ferrari antes de su fallecimiento.
Este superdeportivo sigue capturando la imaginación de los entusiastas del automovilismo décadas después de su lanzamiento y en este artículo te contamos un poco más sobre este mito.
Historia de la creación del Ferrari F40
Con la visión de Enzo Ferrari y la magia de Pininfarina en el diseño, el F40 se lanzó para ser un sucesor digno del GTO.
En su momento, las revistas de coches mostraban fotos espía de un prototipo en las calles de Maranello, al que se bautizó como "Evoluzione" y del que se fabricaron cinco unidades que se utilizaron para pruebas antes de dar vida al Ferrari F40 de producción. De los cinco Evoluzione, cuatro se vendieron a clientes privados, mientras que la quinta unidad permaneció en Maranello como modelo de pruebas.
Finalmente revelado en 1987, el Ferrari F40 fue recibido con un entusiasmo que superó incluso las expectativas más optimistas de Ferrari.
Diseñado por Pininfarina, el F40 parecía un coche sacado directamente del circuito, y aún así, estaba homologado para la calle. Además, este modelo fue el último que supervisó personalmente Enzo Ferrari antes de su fallecimiento en 1988, lo que añade un aura de leyenda a este mito.

Diseño exterior del Ferrari F40
El diseño exterior del Ferrari F40 tomó algunas referencias sutiles de su antecesor, el GTO. Impulsó la filosofía de diseño de "coche extremo" a un nuevo nivel. Aunque el perfil alrededor del habitáculo y la línea negra satinada que recorría los laterales recordaban al 308, el diseño general rompió moldes.
La carrocería estaba construida mayoritariamente en fibra de carbono, reduciendo el peso y aumentando la rigidez, lo que se traducía en un rendimiento excepcional.
El frontal del Ferrari F40 era bajo y ancho, diseñado para cortar el aire con la máxima eficiencia; los faros escamoteables contribuyen al perfil aerodinámico y se convirtieron en una seña de identidad; en el frontal contaba con una serie de tomas de aire y rejillas de ventilación estratégicamente ubicadas que conectaban con la parte trasera para enfriar el motor y los frenos, algo esencial dadas las capacidades del vehículo.
Una característica llamativa era la luneta trasera panorámica, a través de la cual se podía ver el motor y que no era sólo una decisión estilística, sino también funcional, ya que permitía una refrigeración adicional y necesaria.

Todo culmina en el gran alerón trasero, que se convirtió en un símbolo de la cultura automovilística de los años 80 y el cuál proporcionaba la carga aerodinámica necesaria para mantener el coche pegado a la carretera cuando circula a gran velocidad, un elemento que su sucesor, el Ferrari F50 también incorporó.
Además, el chasis mantenía una distancia entre ejes de 2.450 mm como el 288 GTO pero tanto la vía delantera como la trasera se incrementaron, al igual que la longitud total del vehículo, principalmente debido a un frontal más largo y aerodinámico.
Las llantas eran de Speedline, con una estética de cinco radios y monotuerca central, que alojaban detrás grandes discos de freno perforados y ventilados.
Como curiosidad, los 1.311 Ferrari F40 construidos, salían de fábrica en color rojo pero, la capa de pintura era tan fina, que se puede ver la fibra de carbono si se mira desde muy cerca.

Diseño interior del Ferrari F40
El interior del Ferrari F40 se representa en una palabra, minimalista. Es un coche donde cada elemento interior tiene una función clara y está desprovisto de frivolidades.
Dentro del minimalismo y la radicalidad que tiene este coche, se permitió un único toque de confort: equipar de serie el aire acondicionado, una elección que se puso como reconocimiento de que incluso los conductores más apasionados pueden necesitar un respiro del calor, especialmente en un coche que genera tanto calor interno por su potente motor.
Más allá del aire acondicionado, el interior del Ferrari F40 lo forman un par de asientos deportivos de tela rojos que le dan al conductor y al pasajero el soporte necesario durante la conducción deportiva, lógicamente sin ajustes electrónicos o calefacción; y, el techo y el salpicadero son los únicos elementos tapizados del interior, ya que ni siquiera cuenta con guarnecidos en las puertas y se ve la fibra de carbono que las forman, además de no contar siquiera con tiradores, que fueron sustituidos por una simple cuerda.
Una alfombrilla de goma en el lado del conductor reemplaza las alfombras de lujo que uno podría esperar encontrar en un Ferrari; tampoco cuenta con elevalunas eléctricos y, en su lugar, se bajan o suben mediante una manivela o un panel deslizante en las ventanillas de plástico, en el caso de la variante LM.
Este diseño interior tan “espartano” no es una falta de atención al detalle, sino más bien un tipo muy específico de lujo: el lujo de la ausencia, de no tener nada que se interponga entre el conductor y la carretera ya que es un habitáculo creado para intensificar la experiencia de conducción.
Al eliminar todo excepto lo esencial, el F40 no solo reduce el peso que se sitúa en apenas 1.100 kg sino que también elimina cualquier posible distracción.

Prestaciones del Ferrari F40
El motor del Ferrari F40 era un V8 de 2.936 cc, capaz de producir 478 CV a 7.000 rpm gracias en parte a los turbocompresores refrigerados por agua que le permitían alcanzar una velocidad máxima de 324 km/h y acelerar de 0 a 100 km/h en apenas 4,1 segundos en el año 1987, además de ser uno de los primeros superdeportivos con cambio manual.
Este coche se centraba en la pureza de la conducción y carecía de cualquier tipo de asistencias electrónicas al conductor - ni control de tracción, ni control de estabilidad, ni dirección asistida -, lo que requería un alto nivel de habilidad por parte del conductor para saber llevarlo.

Precio del Ferrari F40
Cuando fue lanzado, el F40 tenía un precio de 399.150 dólares y las listas de espera se llenaron rápidamente, a pesar de que Ferrari mantuvo en secreto el número exacto de unidades que se iban a fabricar.
Hoy en día, debido a su rareza y legado, el Ferrari F40 se ha convertido en una pieza de colección que puede costar entre 2 y 3 millones de dólares, en función del estado de conservación, kilometraje o la historia que tenga y la posibilidad de hacerse con uno de ellos es escasa, no sólo por su precio prohibitivo para mucha gente, sino porque rara vez sale uno a la venta o en subasta.