Nueva Ley de Cambio Climático y su impacto en los coches

El Congreso de los Diputados ha aprobado en abril de 2021, la nueva Ley de Cambio Climático y Transición Energética.

Esta nueva ley pretende terminar con el uso de combustibles fósiles y reducir al máximo las emisiones de efecto invernadero.

A falta del visto bueno del Senado, se estima que en mayo de este mismo año la ley quedaría finalmente aprobada.

El objetivo general de dicha ley es conseguir antes del 2050 lo que se ha denominado como “neutralidad climática”, emitir sólo la cantidad de gases de efecto invernadero que puedan ser absorbidos por los sumideros del propio país como podrían ser los bosques.

Esta nueva normativa es sólo otro paso más hacia la movilidad eficiente como ya se ha tratado de lograr este mismo año con la nueva normativa WLTP.

Impacto de la Ley de Cambio Climático en el sector automovilístico

Esta nueva ley ha estipulado que a partir de 2040 no se podrán comercializar vehículos que no sean limpios en España.

Resumiendo, en 20 años los fabricantes de coches no podrán seguir comercializando vehículos de nueva fabricación con un sistema de propulsión que emitan dióxido de carbono.

Según los últimos estudios, el 29,1% de los gases de efecto invernadero generados en España se achacan directamente al uso de vehículos propulsados por combustibles fósiles.

Actualmente estamos muy alejados de llegar a este tipo de movilidad sostenible de manera eficiente, ya que aún no hay tecnologías sostenibles y duraderas para realizar la transición.

Por eso se quiere incentivar a los usuarios y empresas a modelos de movilidad más eficientes, proponiendo incluso una reforma energética que dote de infraestructuras a todo el territorio nacional, premiando e incentivando el uso de coches eléctricos y la ampliación del número de electrolineras.

 

La Ley de Cambio Climático tiene un impacto significativo en el sector automovilístico, estableciendo restricciones en la comercialización de vehículos no limpios a partir de 2040. El objetivo es reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y fomentar la transición hacia una movilidad más sostenible. Sin embargo, se reconoce que existen desafíos en la actualidad en términos de tecnología y infraestructura, por lo que se proponen incentivos y reformas adicionales para facilitar esta transición.

Electrolineras y gasolineras en España

Una de las principales barreras actualmente que tienen los españoles a la hora de acceder a coches eléctricos es la cantidad de puntos de carga que abastecen al territorio nacional.

En España se estiman algo más de 4.500 puntos de carga y no están totalmente repartidos por todo el territorio, la mayoría se encuentran en torno a las grandes ciudades y seguimos muy alejados de los datos que nos ofrecen otros paises de Europa como los más de 9.500 puntos en Paises Bajos o los 8.500 en Francia.

Con estas medidas se busca democratizar el acceso a coches eléctricos por todos los españoles.

A partir de 2023, todos los edificios no residenciales con más de 20 plazas de aparcamiento deberán incorporar un sistema de carga eléctrica para automóviles y se incentivarán a las gasolineras con un cierto nivel de tránsito por los conductores a instalar al menos un sistema de carga eléctrica.

Estas medidas tienen como objetivo impulsar el desarrollo de una infraestructura de carga más extensa y accesible, lo que a su vez eliminará una de las barreras clave para la adopción masiva de coches eléctricos en España. Al garantizar que haya suficientes puntos de carga en áreas urbanas y rurales, se brinda a los conductores la tranquilidad de que pueden cargar sus coches fácilmente y hacer viajes más largos sin preocuparse por la autonomía de la batería.

¿En qué nos va a afectar la Ley de Cambio Climático como conductores?

Esta nueva Ley de Cambio Climático y Transición Energética, promete que a partir de 2050, no se podrá circular por España con coches que generen emisiones de dióxido de carbono.

Aunque parece un futuro muy lejano, teniendo en cuenta que la vida media que le damos a los vehículos es de 10 - 12 años, deberemos irnos planteando pasarnos a los coches eléctricos, ya que como hemos comentando anteriormente, en el 2040, las marcas dejarán de fabricar coches que funcionen por combustibles fósiles.

Para hacernos a la idea en España sólo hay un 0,2 % de coches eléctricos del total de más de 24 millones de turismos matriculados.

Además, aunque ya son habituales los límites de contaminación con entradas restrictivas a ciertas áreas de España con el sistema de pegatinas DGT. A partir de 2023, los municipios con más de 50.000 habitantes deberán tener zonas con bajas emisiones, y en el caso de tratarse de municipios con más de 20.000 habitantes pero que no lleguen a los 50.000, se hará un estudio de la calidad del aire para verificar si será necesario tomar algún tipo de medida.

Estas medidas buscan mejorar la calidad del aire y reducir la contaminación en los entornos urbanos, alentando a los conductores a optar por vehículos menos contaminantes. El establecimiento de zonas de bajas emisiones puede implicar restricciones o regulaciones específicas para los vehículos que emiten altos niveles de contaminantes, lo que a su vez fomenta la adopción de coches eléctricos u otras alternativas más limpias.

¿Qué opina la Industria automovilística de la Ley de Cambio Climático?

En general las marcas no están preparadas para este cambio hacia el vehículo eléctrico, en España de 30 modelos que se producen íntegramente en el territorio, sólo 6 entran dentro de este tipo de propulsión.

Aunque no están totalmente de acuerdo con estas medidas y muchas marcas se han quejado públicamente, la normativa europea no deja otra opción que reinventarse.

Por ejemplo, Volvo y Ford ya han anunciado que en 2030, en Europa, dejarán de producir modelos de combustión.

Si nos centramos en España, SEAT ya ha dado el primer paso al frente y quiere transformar su planta de Martorell (Barcelona) en una fábrica especializada en la producción de vehículos eléctricos a partir de 2025.

En conclusión, la transición hacia el vehículo eléctrico representa un desafío para las marcas automovilísticas, muchas de las cuales no están preparadas para este cambio. Sin embargo, la normativa europea y la necesidad de reducir las emisiones de carbono obligan a las marcas a reinventarse y adaptarse. Algunas marcas líderes ya han anunciado planes para dejar de producir modelos de combustión interna en un futuro cercano. Estos movimientos indican una creciente conciencia y compromiso de la industria automovilística con la movilidad eléctrica.