Los coches más pequeños de la historia
Autor:
Gonzalo Fernández
Con el paso de los años, el tamaño de los coches ha aumentado hasta hoy día donde la medida estándar del Segmento A, que es el de los coches más pequeños, es de 3,6 metros de longitud, aunque se pueden acercar a los 3,8 metros.
Sin embargo, hay ciertas marcas que, sobre todo en épocas pasadas, han creado minicoches que se han convertido en los coches más pequeños del mundo y cuyas medidas hoy día, son muy difíciles de superar debido a los estándares y la cantidad de equipamiento que llevan actualmente los coches por lo que en este artículo, vamos a hacer un repaso de los coches más pequeños del mundo que se han fabricado a lo largo de la historia del automóvil.
Algunos de los coches más pequeños del mundo
La historia del automóvil tiene más de 135 años y la evolución de los coches no ha hecho más que avanzar, tanto en la tecnología que equipan y las ayudas a la conducción para una mayor seguridad, hasta el tamaño, que no ha hecho más que aumentar desde sus inicios.
Peel P50
Con tres ruedas, capacidad para una única persona en su interior y una longitud de 1,37 metros, el Peel P50 obtuvo el récord al coche de producción más pequeño del mundo en el año 2010 con sólo 50 unidades producidas y del que se estima que sólo quedan 27 en el mundo, uno de ellos vendido en subasta en 176.000 $ en el año 2016.
Los primeros Peel P50 se fabricaron en Inglaterra en la década de los 60 a un precio de 199 libras, el equivalente a 4.500 libras actuales, por lo que, además de ser uno de los coches más pequeños del mundo, también era uno de los más baratos.
Una de las características más llamativas es que este minicoche originalmente no tenía marcha atrás pero, gracias a su reducido tamaño y un peso de 59 kilos, había que salir del vehículo y cogerlo de un enganche que tenía en la parte trasera.
En cuanto al motor que equipaba, era un gasolina de 50 centímetros cúbicos y 4 tiempos con una velocidad máxima de 60 km/h, algo que se ha visto reducido a 45 km/h en la versión renovada del Peel P50 del año 2010 que además, incluía una variante totalmente eléctrica.
BMW Isetta
El BMW Isetta es el coche clásico de BMW que menos tamaño tiene de toda su historia y, debido a esa longitud y a la aparición en una famosa serie de televisión americana, ha conseguido aumentar su fama y ver cómo ha sido renovado en forma de coche eléctrico pequeño, el Microlino.
Además de la disposición de sus ruedas con las traseras más juntas que las primeras, la forma de entrar al vehículo es atípica, pues para acceder se hace a través de una única puerta situada en la parte frontal del coche, algo que el Microlino también posee.
Con sólo 2,3 metros de largo y un peso de poco más de 300 kg, el BMW Isetta es un minicoche que equipaba un motor de 247 centímetros cúbicos y dos tiempos procedente de una moto y 12 CV de potencia para una velocidad máxima de 85 km/h.
Messerschmitt KR200
Con una estética similar a la de una moto cubierta y capacidad para dos personas dispuestas una detrás de otra, el Messerschmitt KR200 es sin duda uno de los coches más pequeños del mundo y uno de los más curiosos.
Con más de 40.000 unidades producidas entre 1955 y 1964, este minicoche de 3 ruedas con una apertura en forma de cabina de caza en la versión Coupé y quitando la lona en la variante descapotable, todos con un motor que apenas llevaba a los 200 centímetros cúbicos, 1 cilindro y dos tiempos, conseguía una potencia de 10 CV con la cual podía alcanzar los 90 km/h, también en parte gracias a un peso de 230 kilogramos.
Peel Trident
El Peel Trident ostenta el título de uno de los coches más pequeños del mundo, una distinción que lo convierte en una verdadera maravilla de la ingeniería automovilística. Fabricado por primera vez en 1965 por la compañía británica Peel Engineering, este microcoche de dos ruedas estaba destinado a cambiar la forma en que entendemos la movilidad urbana. Con una longitud de apenas 1,37 metros y un peso de aproximadamente 59 kg, el Trident ofrece una solución al problema del tráfico y el estacionamiento en las ciudades congestionadas.
Lo que realmente hace que el Peel Trident se destaque en la categoría de coches más pequeños del mundo es su diseño futurista con una cúpula transparente que sirve como techo y puerta, el coche parece sacado de una película de ciencia ficción de los años 60. Este diseño no solo es estético sino también funcional, ya que la cúpula permite una visibilidad de 360 grados, algo raramente visto en otros coches.
El interior de este minicoche es igualmente minimalista, con espacio para dos personas, el Peel Trident renuncia a lujos como el aire acondicionado o un sistema de sonido, centrando todo su diseño en la eficiencia del espacio.
En cuanto a su motor originalmente era un pequeño motor de dos tiempos que producía una potencia muy modesta y, a pesar de su escasa potencia, el vehículo es perfectamente capaz de desplazarse por la ciudad, aunque no está diseñado para altas velocidades o largas distancias.
Aunque la producción del Peel Trident se detuvo en 1966 después de solo un año y con menos de 100 unidades producidas, su legado sigue vivo y en los últimos años, ha habido intentos de revivir la marca de minicoches, incluida la introducción de versiones eléctricas que mantienen el diseño icónico mientras adoptan tecnologías más sostenibles.
Renault Twizy
A pesar de que los modelos anterior son vehículos antiguos, en la era moderna algunas marcas como Renault se han atrevido a producir y comercializar este tipo de coches y el claro ejemplo es el Renault Twizy, cuya longitud es de 2 metros y 30 centímetros, similar al Isetta pero más alto.
Este pequeño eléctrico de dos plazas y con apertura de puertas en forma de tijera, se produjo entre los años 2012 y 2018 en España a un precio de 6.990 € con una potencia de 5 CV y una velocidad máxima de 45 km/h en la versión básica que podía ser conducida en algunos países europeos por personas de más de 14 años; y 17 CV y una velocidad de hasta 80 km/h en el Renault Twizy 80.
El peso de este minicoche era algo mayor que el resto de coches del ranking en parte debido a su batería, que aumentaba el peso máximo a 450 kg y daba una autonomía de aproximadamente 100 kilómetros.
